Oftalmoscopio

El oftalmoscopio es un instrumento médico que se utiliza para ver ampliado el fondo de ojo de un paciente, lugar donde se encuentra la retina.

Se compone de varias lentes y espejos, que unidos a una fuente de luz permiten visualizar la estructura interna del ojo.

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Historia del oftalmoscopio

El inventor del oftalmoscopio es Hermann Von Helmholtz, un médico y físico alemán, aunque no fue la primera persona que fabricó una herramienta para poder visualizar el fondo del ojo.

Este fue el matemático y científico Charles Babbage en el año 1847, pero Von Helmholtz fabricó otro instrumento con un nuevo diseño en 1850 y se le atribuye a él el invento.

Hermann presentó su invento a la sociedad médica de Berlin ese mismo año y tuvo gran aceptación por los profesionales del sector. En 1851 publicó la descripción de su invento refiriéndose a él con el nombre “Augenstegel”.

El término “oftalmoscopio” apareció por primera vez en Inglaterra durante el año 1853, y se quedó acuñado hasta el día de hoy.

El primer instrumento creado por Hermann se trataba de una placa de cristal plana. Para poder ver el interior del ojo, colocaba la placa en frente del mismo, y apuntaba una fuente de luz hacia ella en dirección oblicua, consiguiendo así que se reflejara una fracción de luz hacia el ojo.

Como la iluminación que llegaba al ojo no era suficiente, Von Helmholtz colocó tres placas de cristal superpuestas y plateó la parte posterior del cristal, transformándolo en una especie de espejo que conseguía más iluminación, pero dejando un diminuto orificio sin platear para poder ver a través de ellos.

La iluminación continuaba siendo débil, y fueron varias personas que fueron mejorando el oftalmoscopio con el paso de los años.

En 1885 Daniel Dennett inventó el primer oftalmoscopio eléctrico, un hecho que revolucionó el mundo de la oftalmología, y que sirvió como referencia para llegar hasta los oftalmoscopios que existen hoy en día.

Para qué sirve

Estos aparatos se utilizan para realizar oftalmoscopias, que es un examen ocular en el que se examina el fondo del ojo, donde se encuentra la retina, el disco óptico, la coroides y los vasos sanguíneos.

Gracias a ellos el médico puede ver si el ojo está sano o si existen síntomas de que pueda tener alguna enfermedad.

Uso del oftalmoscopio

Para hacer uso de este instrumento, es necesario contar con una iluminación tenue en la sala donde se realice.

El paciente tiene que mirar un punto fijo que se encuentra en una pared alejada. El examinador se coloca en frente del paciente y apunta hacia el ojo con el oftalmoscopio, proyectándole su rayo de luz. Acto seguido procede a la examinación de las estructuras internas del ojo.

Si el profesional que realiza la prueba es oftalmólogo, puede dilatar la pupila del paciente utilizando medicamentos midriáticos. Si no lo es, no puede utilizar ningún tipo de medicamentos para ese fin.

En el siguiente vídeo realizado por el Dr. Luís Peña puedes ver una breve explicación de estos instrumentos y una prueba real realizada a una paciente, en la que podrás ver el interior del ojo a la perfección:

Tipos de oftalmoscopios

A raíz del primer instrumento creado por Hermann y las evoluciones constantes que fue sufriendo, surgieron dos tipos de oftalmoscopios que se utilizan en la actualidad: directo e indirecto.

  • Oftalmoscopio directo: la luz se refleja en ángulo recto y se proyecta a través del iris iluminando la retina del paciente, que es vista directamente por el profesional. La reflexión se consigue con un espejo frontal total o parcialmente plateado. En su interior hay un disco con lentes de distintas potencias que el médico puede seleccionar. Gracias a ellas se puede ampliar la imagen del ojo por hasta 15 veces. Son los más utilizados y a los que nos referimos normalmente cuando hablamos de oftalmoscopios.
  • Oftalmoscopio indirecto: se proyecta una luz sobre una lente que se coloca entre el ojo y el instrumento, consiguiendo una imagen indirecta e invertida del ojo del paciente. Son binoculares y tienen una especie de estructura que se coloca sobre la cabeza, de manera que los binóculos quedan a la altura de los ojos del médico. De esta manera tiene las manos libres para poder sujetar diferentes lentes durante la examinación.

Dentro de los oftalmoscopios directos, se pueden encontrar dos tipos:

  • Convencionales: utilizan un bombillo alógeno que permite obtener una imagen real de los tejidos del fondo del ojo.
  • Coaxiales: es un sistema patentado por el fabricante Welch Allyn que facilita la entrada en la pupila, mejorando el ángulo de visión y reduciendo el resplandor.

Partes del oftalmoscopio directo

Estos instrumentos cuentan con dos subsistemas: el sistema eléctrico y el sistema óptico.

  • Sistema eléctrico: para el funcionamiento del oftalmoscopio y poder encender la bombilla son necesarias pilas o baterías, aunque existen algunos que funcionan con corriente eléctrica. Estas se encuentran en el mango por donde se sujeta el aparato. Tienen un interruptor y una resistencia variable que permite reducir o ampliar la potencia de la luz.
  • Sistema óptico: se encuentra encima del mango, y está formado por un sistema de lentes de condensación y de enfoque y un reflector, así como de un sistema de visualización formado por varias lentes de distintas potencias.

En la siguiente imagen se muestran las partes externas del oftalmoscopio:

oftalmoscopio partes
Imagen de Visión 2020
  1. Reposo para anteojos.
  2. Apertura anti polvo
  3. Disco de lentes
  4. Lectura de dioptrías
  5. Reposo para el pulgar
  6. Bombillo alógeno
  7. Espiga de posicionamiento
  8. Ventana a prueba de polvo
  9. Disco de aperturas
  10. Selector de filtros
  11. Ranura de posicionamiento

Precio de un oftalmoscopio

El precio de estos instrumentos médicos, como siempre, varía en función de la marca, modelo y calidad con la que estén fabricados.

Los más baratos que se pueden encontrar empiezan a partir de unos 30 euros y suelen ser modelos muy básicos.

Para modelos más avanzados de uso profesional hay precios que parten de unos 130 euros y pueden sobrepasar los 1000 euros, especialmente los modelos de fibra óptica.

Los oftalmoscopios indirectos son bastante más caros que los directos, ya que es difícil encontrar modelos con un precio inferior a unos 2500 euros.